lunes, 18 de julio de 2016

La política automotriz. Más de lo mismo.



Si hay una temática donde se ve una clara continuidad entre el kirchnerismo con la actual gestión es en la cuestión automotriz. El nuevo Régimen de Desarrollo y Fortalecimiento del Autopartismo Argentino que se aprobó semanas atrás  en el Congreso Nacional guarda en esencia los mismos contenidos que el régimen anterior en lo que hace al otorgamiento de un reintegro a las terminales automotrices que adquieren autopartes producidas en el país. 


La Ley N° 26393 que se extinguió en el año 2013 planteaba menores reintegros respecto del nuevo proyecto y hablaba de plataformas nuevas. En esta nueva iniciativa los reintegros propuestos son mayores, amplia el universo de segmentos de productos beneficiados, incluye a plataformas no nuevas y establece requisitos de contenido mínimo nacional (CMN) para cada segmento de productos automotrices que el anterior régimen no planteaba.

Este esquema fracasó en el kirchnerismo dado que no generó ningún proceso mayor de integración local por lo que deberíamos preguntarnos si un esquema similar como el que se aprobó está tratando en el Poder Legislativo tendría esta vez un resultado distinto. Más aún si pensamos que el anterior mecanismo promocional se dio en un contexto de expansión del sector. Recordemos que la Ley N° 26393 fue sancionada y promulgada en el año 2008, y que con excepción del año 2009 la industria automotriz registro años de mayor dinamismo que el actual (con record de producción en el año 2011).


Por ello deberíamos preguntarnos si lo que no funcionó en un contexto de mayor dinamismo de la demanda va a funcionar en un contexto de estancamiento. Quizás lo único rescatable de la nueva iniciativa sea  la obligación que tendrían las empresas terminales de mantener sus planteles laborales a efectos de poder acceder a los beneficios fiscales. Y es importante que se haya aprobado si vemos exclusivamente esta Ley como un mecanismo para preservar el empleo dentro de la cadena de valor. El reintegro (subsidio) serviría para el mantenimiento de los puestos laborales.

Pero en lo hace a la búsqueda de una mayor integración de autopartes nacionales ya podemos dar el resultado por anticipado. Y ello es así por la propia estructura del complejo automotriz argentino con muchas terminales, bajos volúmenes de producción por terminal lo que trae aparejado un escaso grado de integración local. (en pocas oportunidades una terminal automotriz superó alguna vez los cien mil vehículos producidos). Este rasgo estructural – herencia de la política automotriz generada en la década del noventa – no se corrige con incentivos fiscales. Es patear el problema para adelante.


De más está decir que el proyecto de ley ni siquiera es firme en materia de CMN al establecer excepciones para las automotrices que no lo cumplen y puedan acceder al beneficio del reintegro. No queda claro quién va a medir el CMN ya que hasta ahora (y desde siempre) no existe un contralor del cumplimiento de los mismos más allá de las declaraciones juradas que presentan las empresas terminales al gobierno de turno. La autoridad de aplicación siempre careció de mecanismos de control. ¿Los tendrá ahora? ¿Quién auditará a las terminales?

Al no resolver la cuestión de la organización industrial todo trata de patearse para adelante: avanzar hacia el libre comercio con Brasil y México se demora por la sencilla razón de la falta de competitividad de la cadena respecto de las escalas productivas de estos países, problema que deriva de la organización industrial heredada. Prorrogar la no entrada de la liberación del comercio es lo mismo que hizo el kirchnerismo. Al día de la fecha deberíamos preguntarnos cuantas terminales automotrices cumplen con el flex del 1,5 en el intercambio con Brasil.


La cuestión industrial y comercial van de la mano y no podrá resolverse esta última sino se resuelve la primera. 

Los reintegros propuestos para la compra de autopartes es una suerte de caramelo para un paciente que requiere de una cirugía. Pero si sirve para sostener el empleo dentro de la cadena bienvenida sea aunque en ese caso debió explicitarse claramente el objetivo de la Ley: subsidiar el mantenimiento de los puestos de trabajo.

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