Una de las ventanas de oportunidad que ofrece el
mercado global es el mercado de las marcas y productos de lujo. Este mercado
que incluye a productores de automóviles, barcos, indumentaria y productos
cosméticos está totalmente dominado por unos pocos
países desarrollados.
Algunos países emergentes comienzan a construir
posiciones vía adquisiciones de marcas de lujo (como en el caso de Tata Motors,
de la empresa china Chery, o el caso de los fondos de países árabes comprando marcas
tradicionales de lujo en países europeos), o mediante el desarrollo de nuevas
empresas. Pero en general los países no desarrollados no tienen capacidades
para incursionar en estos mercados.
Acceder al mercado global del lujo permite abastecer
con productos o servicios a segmentos de población que siempre van a estar
menos afectados por los vaivenes del ciclo económico mundial.
Sin embargo
también aquí Argentina posee una ventana de oportunidad en este mercado global
a partir del desarrollo de su industria hípica que está directamente vinculada
con la demanda de los sectores de altos ingresos a escala global. Argentina es reconocida mundialmente como productor de equinos de
excelencia, ubicándose entre los 10 países con mayor stock del mundo con
2.294.592 animales distribuidos en 172.145 establecimientos, siendo los 16 %
aproximadamente animales puros de raza. Y es sobre este 16% que se debe apuntar
para potenciar esta actividad.
Las condiciones naturales
referidas al clima, pasturas de calidad, y suelos, sumadas a una larga
tradición de vínculo e identificación con el caballo, abonan esta condición,
por lo que se crían en Argentina más de 25 razas equinas con distintas
finalidades y por año se registran más de 22.000 nacimientos de animales puros
de raza en tres Registros Genealógicos reconocidos por el Estado Nacional.
En términos cuantitativos,
en embriones y clonación, Argentina está en tercer lugar después de Brasil y
Estados Unidos con aproximadamente 14.000 preñeces por año producto de implante
de embriones, de las cuales el 90 % corresponden a caballos de polo. Cuenta
además con 73 centros registrados de inseminación artificial y trasplante de
embriones principalmente para caballos de salto, polo y en menor medida cuarto
de milla, árabe y peruano de paso.
Lo primero que se debe entender es que esta actividad
es considerada en el mundo como una “industria” dado el conjunto de actividades
y/servicios que se vinculan con ella. Constituye un cluster que engloba a la
cría, los deportes hípicos, otras actividades hípicas de recreación (por ej centros tradicionalistas), de
salud (equinoterapia), a un conjunto de actividades proveedoras de bienes y
servicios (veterinaria, centros de inseminación, forraje, talabartería, indumentaria,
transporte, herrajes, etc.) y de una alta potencialidad exportadora. A ello
debemos agregar la industria de faena y de procesamiento.
Dentro de este cluster y en especial en lo vinculado
al mercado del lujo se destacan la actividad del polo, la del sangre pura de
carrera (SPC) y la de salto. En este
sentido, todas las potencias hípicas del
mundo han tomado conciencia en los
últimos 20 años de la importancia de la industria del caballo. Con el
crecimiento voraz de la tecnología, de la mecanización y de la robotización, la
industria hípica fue una de las pocas que continuó -y siempre lo hará –
necesitando de la mano del hombre para su normal funcionamiento. Y lo más
importante es que puede absorber mano de obra no calificada. Cada caballo de la industria
del polo y turf genera entre 6 y 7 puestos de trabajo.
Es por ello que los
principales países con industria hípica – EEUU, Irlanda, Japón, Francia -
cuentan con políticas explícitas de fomento de esta industria. Desde un
ministerio hípico como en el caso de Japón que administra, regula y
promueve el turf y que llevó a que este
país alcance el 4 puesto en el ranking mundial de nacimientos de SPC, la France
Gallop de Francia o el Irish Thoroughbred Marketing (ITM) de Irlanda creado
entre el Gobierno y toda la industria hípica irlandesa unida y que constituye
una estructura de promoción, marketing y comercialización.
En Estados Unidos la NTRA es el paraguas que cobija a todos los
sectores de la industria y a través de esta logró el reconocimiento social y
gubernamental del turf como industria.
También los deportes
hípicos permiten construir intangibles como por ejemplo el desarrollo de marcas
que se vinculan con una determinada actividad hípica. El caso de la Martina en
Argentina es un ejemplo de cómo una marca a través de la identificación con el
polo se transforma en una marca de lujo de alcance global.
Argentina tiene que
explotar esta potencialidad. Para ello debe contar con una política explícita
que potencie este cluster de la que hasta ahora ha carecido. Quizás el Memorando de Entendimiento en materia hípica firmado
entre Argentina y China en el año 2014 con el objetivo de impulsar el
desarrollo del comercio de caballos en pie y servicios relacionados pueda ser
el punto de partida para desarrollar una estrategia integral para esta
industria.
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