La
expansión que la ciencia y la tecnología han tenido a partir de su priorización
en la política pública desde el año 2003 ha contribuido al surgimiento de
jóvenes innovadores de base tecnológica. Muchos de ellos vienen del propio
sistema científico – tecnológico y otros son exógenos a este. Este colectivo de
innovadores ha sido visualizado por la política pública como potenciales
emprendedores y escasamente visualizados por el sector privado.
Instrumentos
de apoyo como créditos, capital semilla o aportes no reembolsables presuponen
la idea de considerar a los innovadores
con capacidades empresariales cuando gran parte de los mismos carecen de ella
lo que se traduce en una alta probabilidad de fracaso en sus iniciativas. Que
sean innovadores exitosos no significan que se conviertan en empresarios
exitosos. Pero ello puede resolverse a
través de la vinculación de los innovadores con el tejido industrial pyme.
Argentina
se distingue por contar con un rico entramado de pequeñas y medianas
empresas que han demostrado a lo largo
de las distintas coyunturas económicas, una gran capacidad para sortear crisis
económicas y aprovechar nuevas oportunidades de negocios cuando estas se
presentan.
Este
entramado pyme es precisamente al que hay que vincular con los innovadores. Es
un esquema win-win: por un lado el innovador al asociarse con una pyme accede a
un conjunto de capacidades empresariales de las que carece y el empresario pyme
accede a innovaciones (de productos o de
procesos) que por sí mismo no hubiera podido acceder. En general el empresario
carece de capacidades (de recursos, de conocimiento y de tiempo) para poder
identificar innovaciones que puedan mejorar sus procesos productivos o nuevos
productos que pueden llegar a complementar su oferta de productos o servicios.
Es decir
que la política pública más sencilla a desarrollar es establecer una plataforma
de vinculación de ambos actores. El Programa INNOVAR del Mincyt constituye un
ámbito favorable para la actividad innovadora
brindando un espacio de difusión y comunicación de nuevos desarrollos. Podría
ser un buen punto de partida para impulsar esta vinculación.
Esta
interacción entre pymes e innovadores puede asumir diferentes formas: desde
procesos de asociatividad entre la pyme y el innovador en un extremo hasta la
venta de la innovación al empresario pyme en el otro extremo pudiendo existir
múltiples posibilidades.
La
política pública debe reconocer, que mas allá de todos los instrumentos
existentes para dotar a los innovadores de base tecnológica de capacidades
empresariales, muchos de ellos carecen de espíritu emprendedor con lo cual la
única manera que una innovación no se pierda es que la misma pueda ser
capitalizada por una pyme. En definitiva, la manera más viable de validar una
innovación ya sea de producto o de proceso es la potencialidad que tiene la
misma de ser testeada en el mercado y son las pymes las que se encuentran
capacitadas para ello.
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