martes, 1 de septiembre de 2015

Innovadores y pymes. Hacia una nueva fase en la política pública



La expansión que la ciencia y la tecnología han tenido a partir de su priorización en la política pública desde el año 2003 ha contribuido al surgimiento de jóvenes innovadores de base tecnológica. Muchos de ellos vienen del propio sistema científico – tecnológico y otros son exógenos a este. Este colectivo de innovadores ha sido visualizado por la política pública como potenciales emprendedores y escasamente visualizados por el sector privado.


Instrumentos de apoyo como créditos, capital semilla o aportes no reembolsables presuponen la idea de considerar  a los innovadores con capacidades empresariales cuando gran parte de los mismos carecen de ella lo que se traduce en una alta probabilidad de fracaso en sus iniciativas. Que sean innovadores exitosos no significan que se conviertan en empresarios exitosos.  Pero ello puede resolverse a través de la vinculación de los innovadores con el tejido industrial pyme. 

Argentina se distingue por contar con un rico entramado de pequeñas y medianas empresas  que han demostrado a lo largo de las distintas coyunturas económicas, una gran capacidad para sortear crisis económicas y aprovechar nuevas oportunidades de negocios cuando estas se presentan.

Este entramado pyme es precisamente al que hay que vincular con los innovadores. Es un esquema win-win: por un lado el innovador al asociarse con una pyme accede a un conjunto de capacidades empresariales de las que carece y el empresario pyme accede a innovaciones  (de productos o de procesos) que por sí mismo no hubiera podido acceder. En general el empresario carece de capacidades (de recursos, de conocimiento y de tiempo) para poder identificar innovaciones que puedan mejorar sus procesos productivos o nuevos productos que pueden llegar a complementar su oferta de productos o servicios.

Es decir que la política pública más sencilla a desarrollar es establecer una plataforma de vinculación de ambos actores. El Programa INNOVAR del Mincyt constituye un ámbito favorable para la actividad innovadora  brindando un espacio de difusión y comunicación de nuevos desarrollos. Podría ser un buen punto de partida para impulsar esta vinculación.

Esta interacción entre pymes e innovadores puede asumir diferentes formas: desde procesos de asociatividad entre la pyme y el innovador en un extremo hasta la venta de la innovación al empresario pyme en el otro extremo pudiendo existir múltiples posibilidades.

La política pública debe reconocer, que mas allá de todos los instrumentos existentes para dotar a los innovadores de base tecnológica de capacidades empresariales, muchos de ellos carecen de espíritu emprendedor con lo cual la única manera que una innovación no se pierda es que la misma pueda ser capitalizada por una pyme. En definitiva, la manera más viable de validar una innovación ya sea de producto o de proceso es la potencialidad que tiene la misma de ser testeada en el mercado y son las pymes las que se encuentran capacitadas para ello.

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